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Por Luisana Martínez

Jamás pensé en encontrar el amor de mi vida.

Nunca creí encontrar el tan aclamado «amor», de hecho, hacia ya bastante tiempo en el que dejé de creer en eso, gracias a un mala experiencia en el pasado. ¡Ah, las relaciones tóxicas!, Aquellas relaciones que son más destructivas que amorosas, aquellas que solo sirven para estropear tu autoestima y para hacerte sentir miserable, aquellas que están llenas de insultos y ofensas en lugar de palabras dulces y cariñosas, aquellas que ni siquiera deberían llamarse relaciones. Si bien comencé a mostrar escepticismo ante ese tema, también descubrí que nadie manda en el corazón.

Aún recuerdo aquel día soleado, el día en que le conocí.

Si bien los detalles no son relevantes, nuestra historia si lo es. Luego de ser extraños desconocidos pasamos a ser simples conocidos, y con el paso del tiempo nos volvimos amigos. Tiempo después-y sin que nosotros nos diéramos cuenta- nos encontrábamos tan cómodos el uno con el otro que nos hicimos mejores amigos, de aquellos que comparten hasta el más mínimo detalles de sus vidas con el otro sin miedo a ser juzgados. Si bien nuestra amistad era próspera y prometía mucho, sucedió lo que debía o no suceder. Así es, logré caer por aquél extraño que logró convertirse en mi mejor amigo. Bien pude haberle dicho sobre mis sentimientos sin tener el temor a estropear la amistad, pero no lo hice, ¿La razón?, Mi escepticismo ante esos temas. Si bien podía simplemente decirle, no tenía el valor, consecuencia de mi fallida y tóxica relación pasada, aquella que me dejó marcas e inseguridades en lo que éste tema respecta. Así que sí, decidí callar lo que sentía hasta que me consumiera y explotara o hasta que lo olvidara, y siendo honesto, era más propenso a que sucediera la primera.

Con el paso del tiempo aprendí a controlar el río de emociones que surgían en mí al verlo o al recibir la mínima muestra de afecto y atención de su parte.

Lo mejor vino después, luego de un largo tiempo donde sus muestras de afecto hacia mí se acentuaron y yo seguía intentando ignorar las tan famosas «mariposas» que sientes cuando estás al lado de la persona que pone tu mundo al revés llegó un día en especial. Ese día en específico habíamos quedado en ir de paseo, ¡Ah, ese día!, Recuerdo la manera en la que se reía de mis chistes y anécdotas, el día que fuí feliz. Recuerdo que antes de que pudiéramos despedirnos él me atrajo hacia sí para poder darme un beso y luego, al separarnos escucharle susurrar un pequeño «Me gustas» que quedaría grabado en mi mente para siempre. Ese fue el día que nos profesamos nuestros sentimientos el uno al otro, el día en que pude gritar a los cuatro vientos que amaba a Nakamoto Yuta, el día en que nos hicimos pareja.

Nuestra relación transcurría de manera increíble, éramos tal para cual, compartíamos los mismos gustos e incluso solíamos tener algunas expresiones similares, cosa que me llenaba de mucha ternura. A veces me preguntaba que había hecho para merecer a tan perfecta persona a mí lado.

Sin duda estaba agradecido con la vida por haberme puesto a Nakamoto Yuta en mi camino.

Estaba…

Luego de eso llegó el fatídico día. Ese día en particular Yuta y yo saldríamos para celebrar nuestro segundo año de novios, y está de más mencionar que encontraba feliz, nervioso y emocionado por lo que haríamos en el transcurso del día.

Me encontraba…

Había recibido un mensaje de Taeyong hyung, diciendo que le llamara en cuanto viera el mensaje, ya que debía decirme algo importante, ese motivo me extrañó y me preocupó en demasía, si bien no decía nada malo yo tenía un muy mal presentimiento, y ese mensaje por parte de mi hyung no ayudaba mucho. Con las manos algo temblorosas y un nudo inexplicable en mi pecho cogí mi teléfono y marqué el número de mi hyung, el cual contestó al segundo tono. Recuerdo que ni siquiera me dejó hablar cuando ya estaba gritándome alterado que corriera directo al hospital, aún recuerdo con claridad sus palabras.

«Sicheng, debes venir al hospital de inmediato, se…se trata de Yuta. Solo ven pronto Sicheng». 

Y así sin más colgó, aunque siendo honestos no necesité más palabras cuando mencionó a mi amado, por lo tanto tomé dinero y las cosas necesarias para salir corriendo del departamento y pedir un taxi que me llevara hacia el hospital. El camino me parecía tan largo y sentía como si hubieran transcurrido Miles de hora cuando apenas y habían transcurrido 3 minutos, la ansiedad y mi mal presentimiento me estaban consumiendo. Una vez en el hospital le pagué al señor del taxi y corrí dentro con todas mis fuerzas. Al no saber dónde iba decidí llamar a Taeyong hyung para saber dónde se encontraba, recibiendo como respuesta que se encontraba en la sala de emergencia, rápidamente me dirigí hacia allí y al llegar pude ver a mi hyung con expresión preocupada y junto a él se encontraba Johnny hyung siendo abrazado por Taeil hyung, y luego de mi llegó Ten hyung, temí lo peor.

Lo peor vino después, cuando Taeyong hyung se acercó a mí a paso lento y comenzó hablar sentí como mi corazón de rompía en Miles de fragmentos y las lágrimas empezaban a caer. Esas palabras dolieron más que miles de balas.

«Sicheng, Yuta tuvo un accidente automovilístico. Al parecer iba a comprar unas cosas antes de ir por mí y Ten para ir y ayudarlo con tu regalo, pero nunca llegó. Luego nos hicieron venir aquí, y nos contaron que al parecer un vehículo venía a alta velocidad y se llevó por delante el auto de Yuta, sin darle tiempo de hacer nada»

Yo lo miraba perplejo, no podía creer lo que estaba diciendo, menos lo que dijo luego.

«Él…él está grave Sicheng, no saben si sobreviva»

Estaba tan ensimismado en mi propio dolor que no pude notar como una lágrima se escapaba de los hermosos ojos de Taeyong hyung. Solo lo noté cuando Ten se acercó y la limpió con sus dedos para luego darle un abrazo tierno.

Recuerdo que esperamos alrededor de una hora para recibir noticias de Yuta, y cuando el doctor salió hubiésemos preferido no recibir ninguna.

Aún recuerdo cuando el doctor hizo la típica pregunta que todos los doctores hacen siempre «¿Los familiares de Nakamoto Yuta?», Y en ese mismo instante todos nos pudimos de pie expectantes ante lo que iba a decir el doctor. Y cuando habló sentí como mi mundo se venía a abajo.

«A pesar de los intentos que hicimos, no pudimos hacer más nada. Lo sentimos mucho, pero Nakamoto Yuta se ha ido»

Y eso fue suficiente para dejar salir un grito desgarrador y caer de rodillas al suelo para darle paso al llanto, recuerdo que Taeil hyung corrió hacia donde yo estaba para intentar levantarme de allí. Cuando lo consiguió me abrazó fuerte mientras también lloraba.

Quería creer que todo esto era irreal, que solo era un sueño y que cuando despertara estaría al lado de Yuta viéndolo dormir plácidamente. Pero comprobé que era tan real como el mismo dolor que sentía en ese instante cuando ví a Johnny hyung quien fue su mejor amigo desde niños llorar aún más desgarradoramente que yo. El doctor nos miraba en silencio y con tristeza en su mirada, y sinceramente no le presté atención a eso.

Dije que lo peor vino cuando nos dieron la noticia de su muerte, pero creo que lo peor vino en su funeral. Oh dios, su funeral…

Ver a todos nuestros amigos y seres queridos llorar tan amargamente por haber perdido a Yuta me destrozaban el alma horriblemente. El mundo lo sabía, y yo también lo sabía, el brillo de Yuta había desaparecido de este mundo. Y para ese entonces sentí como mi mundo perdía color y brillo, sentí como mi alegría se iba con él, como era enterrada varios metros bajo tierra.

Luego del funeral no quería hablar o estar con alguien, razón por la cual me fui corriendo al departamento a llorar. Una vez en el departamento no pude evitar sentir más tristeza de la que sentía anteriormente, el apartamento se sentía vacío sin la presencia de mi amado Yuta. A partir de ese día mi vida se puso gris y todo carecía de color.

Y volviendo a la realidad actual nada ha cambiado, ha pasado ya un año desde que Yuta partió, lo que más me entristece y lastima es que también estaríamos cumpliendo tres años de novios, sin contar que no pude pasar al menos la mitad de nuestro segundo aniversario juntos.

Y aún sigo aquí mi amado Yuta, esperando algún día reunirme contigo donde sea que estés. Nuestros amigos me han animado un poco, he vuelto a trabajar y a reír un poco con ellos, pero claramente todo eso acaba cuando llego a la soledad de nuestro departamento.

Si tan sólo hubiéramos ido ambos ese día, tal vez ahora estaríamos juntos. En lugar de yo estar viviendo está triste agonía que me causa el no estar junto a tí.

Espero, de todo corazón poder reunirme contigo más adelante, porque sé que dónde quiera que estemos nuestro amor será incondicional.

Jamás pensé en conocer al amor de mi vida.

Jamás pensé que éste se iría dejándome un vacío enorme en el pecho y una sensación de soledad pura.

Jamás pensé que podía perderte, al menos no de esta forma, Nakamoto Yuta.

Jamás pensé que moririas.

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